domingo, 18 de mayo de 2014

Ilha das flores

Hay cosas que no entiendo
Hemos visionado en clase un documental titulado la Ilha das flores (La isla de las flores). En él podemos observar cómo de manera muy descriptiva, nos va enseñando el funcionamiento del sistema de producción, por así decirlo. Considero que pretende llevarnos a una reflexión sobre cómo todos estamos relacionados de alguna manera. El ejemplo aquí expuesto es el de la producción de tomates. Estos tomates los planta y cuida una persona (el japonés Suzuki), él los vende a la tienda, donde los compran las señoras, para estas señoras poder comprar, tienen que trabajar. En el ejemplo ella trabaja vendiendo perfumes, estos perfumes a su vez los consigue de una planta, luego ya hay más personas involucradas, para terminar es importante decir que “los perfumes salen de la naturaleza”, puesto que para elaborarlos se necesitan flores.
Me ha llamado la atención la descripción que hace de los seres humanos (telencéfalo altamente desarrollado y el pulgar oponible) y, de cada raza de ser humano. El japonés tiene los ojos rasgados y el pelo oscuro, alusión más visual que descriptiva de cómo los judíos también son personas, pero las imágenes dejan claro que no se les trato como a verdaderos seres humanos, también se describe a la ciudadana que compra los tomates.
¿Qué descubrimos en este vídeo?
Primero su manera de enseñar que es muy reiterativa, como comentamos en clase recuerda a las enseñanzas de Epi y Blas, los personajes de Barrio Sésamo.
Estamos acostumbrados a que nos enseñen de esta manera, repitiendo las cosas muchas veces y añadiéndole poco a poco nuevos argumentos, pero como bien hemos visto en clase: ni todos entendemos igual las cosas, ni debemos estancarnos en una única manera de educar pues hay muchas formas de llegar a nuestros receptores.
Y también que pese a que cuando describimos a cada uno de los humanos coinciden en la descripción general, no todos son o somos tratados de igual modo. La razón de esto son las razas y el dinero. Hay racismo contra los pobres, racismo contra los que son de diferente color, cultura o rasgos. ¿Y todo esto por qué? Se supone que según los estudios que se observan en el libro de “Las pantallas y el cerebro emocional” el llamado racismo surge del miedo al diferente, al extraño, al extranjero. Mi pregunta es ¿qué miedo debemos tener a un brasileño o a una persona de color o ellos a la raza blanca?
Es muy triste y me sobrecoge saber que lo que ocurre en este vídeo es real: primero un productor de tomates los vende a un supermercado, donde va a comprar la gente de la ciudad y los que salen mal, son tirados a la basura, la basura se deposita en un lugar llamado Isla de las flores. Aquí los terratenientes seleccionan de esta basura, lo que les puede servir a sus cerdos para alimentarse, por último la gente de este lugar, que son pobres, pueden escoger “comida” de lo que ni a los cerdos les sirve.
Aunque intento reflexionar sobre esto no llego a una conclusión muy clara, ya que no entiendo como con todos los avances tecnológicos, todos los esfuerzos por la tolerancia… ciertas personas tengan que estar mendigando basura, por detrás de los propios cerdos, como si de esclavos se tratase y esto fuese para ellos un gran regalo.
Lo que debemos entender es que hay una diferencia muy clara entre educación escolar y educación social. En el colegio o en las instituciones en las que se imparte educación en la gran mayoría de los casos,  nos enseñan inglés e historia pero ni en la escuela ni en los hogares nos enseñan a empatizar. Y luego la única asignatura que trata un poco de esto: Educación para la ciudadanía es considerada una tontería. Si educar es comunicar afecto ¿ por qué no empezamos a educar de una manera más social permitiendo que verdaderamente a todas las personas se nos trate igual? ¿Vamos a seguir viviendo en una sociedad en la que miramos por encima del hombro a los pobres y discriminamos por el color o clase social? Deberíamos tener mucho cuidado con esto y ser más buenos  con el prójimo, pues tal y como están las cosas, no sabemos si el día de mañana nosotros estaremos haciendo cola para comer después de los cerdos o seremos nosotros los que tiremos esa basura.




Este trabajo me impactó mucho pues en pleno siglo XXI cómo puede comer antes un animal que una persona, cómo pueden las persona comer de la basura, me parece algo vergonzoso, triste, poco humanitario. Yo le daría de comer al hambriento antes que darle lo mejor a un animal y los desechos que ni estos quieren se los dan a las personas.
La gente debería tener una conciencia más humilde y ayudar a que todos prosperemos.

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