viernes, 3 de enero de 2014

LA INDUSTRIA

INTRODUCCIÓN Y CINE DEL LIBRO: Hacia un nuevo sistema mundial de comunicación. Las industrias culturales en la era digital.


Lo que viene a decirnos la introducción de este libro es que a partir del estudio de las Industrias Culturales nos damos cuenta de que en realidad el cambio que se ha producido de lo analógico a lo digital es más grande de lo que nos imaginamos. Antes de la llegada de las redes digitales teníamos: edición de libros y fonografías, cine-vídeo, prensa escrita, radio y televisión. Poco a poco todos ellos han ido evolucionando y adaptándose de una manera u otra al digitalismo. Sufrimos un “hipnotismo por las infraestructuras y las redes”. Las industrias culturales no son solo un medio de difundir la cultura o mediar entre creadores y consumidores, en realidad, son algo más, son “estructurantes y constitutivos de la cultura mayoritaria y más influyente, de la cultura en una sociedad industrial”.

Primero decir porque he elegido el capítulo del cine y no otro. Ciertamente amo este séptimo arte, soy actriz aficionada y pese a que me gusta más el teatro quería saber más sobre la industria del cine, y es por esto por lo que lo elegí de entre otros capítulos.
Lo que en el tema se viene a decir es que el cine también ha cambiado. El mercado del cine internacional nota un gran cambio en la década de los noventa, tanto por los cambios económicos de la transformación de la industria de la comunicación, como bien señalaba la introducción, como por elementos internos que tienen que ver con el consumo y sus hábitos. Se toma pues al cine como “un producto determinante para el desarrollo del sector audiovisual”, según nos dice José María Álvarez Monzoncillo. 
Es también interesante la comparación del nivel adquisitivo de un país para la puesta en marcha de una película. A mayor poder económico mayor es la producción de películas. Como era de esperar Estados Unidos va a la cabeza con 762 películas al año, mientras que el mínimo lo tienen los países de Europa del Este y Latinoamérica, produciendo entre 1 y 19 películas al año.
Alaba la innovación, es algo que capta al público, que sorprende y atrae. Por tanto mientras se sigan renovando, para que no surja esa sensación de “es todo igual”, seguirá estable. Con la llegada de lo digital esta innovación fue posible gracias a las cámaras que podían moverse con mayor facilidad y desde distintos planos. Todo esto junto con otros ejemplos de renovación es lo que ha constituido el progreso tecnológico. Muestra también cuáles podrían ser las posibilidades del cine tecnológico: música en vivo, educación, juegos… a esto se le llama e-cinema.
Todos estos adelantos tienen también sus desventajas, como pueden ser las descargas por internet de las películas. En vez de ir al cine descargas la película al ordenador. Esto es un elemento que puede resultar fatal para esta industria.
Según los datos que vamos obteniendo a lo largo del artículo nos damos cuenta que la innovación tiene claras ventajas pero que el hecho de la digitalización del cine puede ser un factor muy peligroso para las industrias cinematográficas.
Concluiré este escrito con una valoración personal. Estos textos son del 2000-2003, actualmente estamos en 2013 a punto de pasar al 2014. Es clara la visión actual de cómo el cine se desmorona. Sus elevados precios y su potente rival hacen que esta industria pierda seguidores. Vemos las salas de cine vacías y cada vez son más las páginas en las que puedes descargar o ver online películas con buena calidad tanto de sonido como visualmente.
La magia que esconde el cine se está perdiendo y sinceramente me parece triste que un lugar de ocio y disfrute como eran los cines se haya visto cambiado por la pantalla pequeña o por el ordenador. Cabe destacar que aunque digo esto hace un año que no voy al cine y sin embargo no he parado de ver películas.
Existen otras alternativas legales para llevar a cabo esta práctica de ver películas en casa sin tener que destruir la industria cinematográfica aunque sí trastocar los cines si se toma como medida sustitutiva, estos son los videoclubs, aunque ahora yo lo llamaría “digiclubs”.
En definitiva yo invito a que la gente no permita el cierre de las preciosas salas de cine que nos envuelven en su atmósfera de magia en la que solo estáis la película y tú; y a los dueños de los cines a bajar sus precios como están haciendo con los festivales de cine, para que esta práctica recreativa no se pierda.


Cuando realicé este trabajo no comprendí muy bien lo que decía, así que lo orienté más a la opinión personal desde lo que había entendido.















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